Sandra Barrera, acompañante del Programa Acoge una Vida

Publicado en Jun 20, 2012

Siempre sentí que las mujeres y niñas quedaban demasiado vulnerables al tener un embarazo no planificado, muchas veces sin una pareja ni sus padres para apoyarlas. Al no poder crear vida en mi propio vientre, creí que la forma de participar en el regalo de la vida era ayudar a preservar otras vidas, y así llevo 5 años trabajando como voluntaria en la Fundación Chile Unido.
Respeto a la mujer, su dignidad y su derecho a decidir sobre su vida, y por eso mismo, cuando una mujer llama, la acompaño para que ya no se sienta sola, la calmo, le ayudo a escuchar su corazón y le entrego toda la información para que, tranquila, pueda tomar la mejor decisión. Muchas veces la presión al aborto viene del miedo, o de la pareja, o de los padres, y no del propio corazón. Luego, con la red de apoyo con que contamos en la fundación, las oriento y derivo de acuerdo a sus necesidades, y sigo en contacto con ellas casi todas las semanas hasta el primer cumpleaños de su hijo.
Casi todas las historias tienen un final feliz, ya solucionados sus conflictos iniciales, tranquilas y llenas de amor, ellas mismas dicen con una sonrisa en los labios que «no podrían imaginar la vida sin sus hijos» … veo nacer hijos y nacer mamás … recibo muchísimo más de lo que doy.

Sandra Barrera

Voluntaria Programa Acoge una Vida