«En más del 92%, la intención de abortar se debe a factores sociales y culturales»
El diario El Mercurio publica el miércoles 04 de enero de 2016 una artículo titulado «Informe desde la experiencia de la Fundación Chile Unido: En más del 92%, la intención de abortar se debe a factores sociales y culturales». Los invitamos a leerlo.
Informe desde la experiencia de la Fundación Chile Unido:
EN MÁS DEL 92%,LA INTENCIÓN DE ABORTAR SE DEBE A FACTORES SOCIALES Y CULTURALES
Por Juan Antonio Munoz
Argumentos y pasiones se confunden en cualquier debate sobre el aborto. Un tema en el que están entramadas definiciones morales y civiles, y también alternativas políticas y religiosas. Se trata de un tema complejo, que muchas veces es causa de quiebres incluso al interior de la familia, y que está en el centro del quehacer nacional en estos días: la idea es que el proyecto de despenalización en tres causales sea votado en la comisión de Constitución el 10 o el 16 de enero para que se pueda zanjar antes de din de mes.
En casos de este tipo, uno de los aspectos que primero hay que considerar es que nadie puede imponer su manera de pensar, su «ideología», es es, que ninguna convicción, por profunda que sea, debería llevar a imposiciones sociales de ningún tipo. Es interesante lo que acota el filósofo y sacerdote suizo Martin Rohnheimer cuando en su obra «Ética de la Procreación» (2004) sostiene que sí hay una postura ideológica cuando alguien enarbola la «libertad del aborto» y no cuando alguien defiende la vida del no nacido. Porque estar en contra del aborto no es imponer un punto de vista religioso o privado o político a la sociedad sino defender que cualquier vida humana debe ser protegida.
Rohnheimer puntualiza que en cada situación de aborto siempre entran en conflicto dos proyectos de vida: uno, el de personas adultas, conscientes y «más o menos libres (en algunos casos se obliga a abortar a niñas con «deficiencias mentales» o de «psicología débil»), y otro, el de «un embrión o un feto que camina hacia la madurez, que podrá vivir unas horas, unos días, meses o años si nadie impide su desarrollo normal».
«Los ciudadanos chilenos se han visto enfrentados a dos posturas polarizadas, pero no han podido reflexionar a fondo sobre lo que esto acarreará a la cultura de Chile», dice Verónica Hoffmann, directora ejecutiva de la Fundación Chile Unido, organización que acompaña a las mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad. «De aprobarse la despenalización, creemos que no se resolverá la preocupación inicial y que, al propiciar el camino hacia el aborto, solo empeorará la vulnerabilidad de la mujer y su salud física y psicológica. Se traducirá en que el Estado facilitará y financiará el aborto. A la vez, implicará un cambio radical para nuestra sociedad, que siempre ha buscado prevenir a través de programas solidarios. El ‘avance social’ que se ha invocado significará que avancemos para que la mujer tome la decisión del aborto».
¿Actúa en libertad una mujer que aborta?
Chile Unido cuenta con un estudio basado en su experiencia a través de un Plan de Acompañamiento Integral que desarrolla hace 17 años. «Es muy claro: cuando una mujer está protegida y ha sido acompañada, el aborto se previene en un 85% de los casos. Más de 4.850 niños han nacido gracias a este trabajo. Son niños que no serían parte de la sociedad chilena si las mujeres no hubieran sido acompañadas», dice Verónica Hoffmann.
La investigación del epidemiólogo Elard Koch, que se basa en una muestra de 3.134 casos acompañados por la Fundación Chile Unido, concluye que la intención de abortar en más del 92% de mujeres con embarazos no planificados se debe a factores sociales y culturales. Vale decir, que el hijo o hija en estado de gestación no es el problema, sino el contexto y las circunstancias de adversidad que en ese momento las mujeres deben enfrentar.
«En consecuencia, la mujer no decide de manera libre a la hora de abortar, sino que se ve presionada por su entorno familiar -sus padres, su pareja- o social, lo cual pone en duda el argumento de que la mujer está actuando en libertad a la hora de decidir un aborto. El Plan de Acompañamiento de la Fundación brinda apoyo integral y soluciones concretas a los problemas que la madre vive durante su proceso de gestación y hasta que su hijo o hija cumpla un año de vida. De tal modo, el aborto en ningún caso es una solución. Creemos que se necesitan políticas públicas serias, permanentes y focalizadas que aborden la vulnerabilidad en que se encuentran las mujeres con embarazos no planificados», explica Verónica Hoffmann.
Francisca Ortiz, acompañada por Chile Unido durante 2012, relata que «cuando me embaracé viví el momento más difícil de mi vida. Sentía que había decepcionado a mi familia y mi pareja no me apoyó. Coticé misotrol. En la Fundación me dieron el apoyo que nadie más me dio. Hoy sigo siendo el orgullo de mi familia, y mi mayor orgullo es mi hija».
En la misma línea, Sandra Maureira cuenta que «me embaracé de una relación que dejó de existir el día en el cual esa persona se enteró de que estaba embarazada. Todo se volvió oscuro; mi único pensamiento era buscar la forma de perder a mi bebé. Nunca pensé que con el nacimiento de mi hijo también yo volvería a nacer».
La aceptación de un hijo producto de una violación
Una de las tres causales en discusión es la opción del aborto ante riesgo de vida de la madre. Un tema abordado por la praxis médica. «Hay que saber que cuando una mujer embarazada está en riesgo de muerte, el Código de Ética Médico obliga la médico a interrumpir el embarazo. Por lo tanto, no es necesario legislar sobre lo que ya está resuelto», defiende Verónica Hoffmann.
El aborto ante casos de alteraciones estructurales congénitas o genéticas incompatibles con la vida extrauterina presenta otra gran dificultad debido a que los diagnósticos prenatales son siempre probabilísticos y el margen de error de casos como estos puede ser letal para un niño, y a su vez, afectar a la salud mental de la madre en el largo plazo. Lo que debe haber en este caso es que, junto al acompañamiento de la madre, haya cuidados paliativos perinatales para el ser en gestación.
La historia de Romina Muñoz, madre de Isidora, da cuenta de cómo llegar a término con un embarazo en estas circunstancias se traduce en un cierre de ciclo en paz y armonía. El diagnóstico de anencefalia decía que la niña no viviría más de 72 horas. Sin embargo, alcanzó a cumplir un mes de vida. «Yo luché para que a mi hija se le reconocieran sus derechos y pudiera vivir de la manera más digna posible. Si ella estuvo conmigo, fue por algo», dice Romina. Fundación Chile Unido le coordinó la primera cita con un pediatra, luego de que el hospital donde nació le negara las vacunas y los cuidados necesarios.
La experiencia de Chile Unido también devela información acerca de los embarazos por violación, y las cifras son sorprendentes, basadas en 124 casos entre 1999 y 2015: mujeres embarazadas por violación o abuso que recibieron acompañamiento previnieron el aborto en un 94%, la gran mayoría asumiendo también su maternidad. Solo el 18% entregó su hijo en adopción y un 72% está junto a sus hijos. «Una mujer que ha sido violada o abusada vive en un estado de estrés postraumático. Practicar un aborto solo suma otra situación traumática que es física y psicológica», dice Verónica Hoffman.
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