Talento femenino fortalece la empresa del siglo XXI
Columna publicada el martes 10 de enero de 2017 en la Revista Ya
El crecimiento demográfico del país se ha caracterizado por un aumento del número de mujeres por sobre los hombres, representando hoy un 51% de la población. A su vez, de acuerdo a estadísticas del Ministerio de Educación, se evidencia en la última década el predominio de mujeres tituladas con un 56% el 2015 y aumentan las que estudian postgrado. Este escenario no se refleja en el mercado laboral, donde según últimas cifras del INE la tasa de ocupación femenina sólo alcanzó el 45% en 2016.
Este contexto laboral se contradice con los resultados positivos que se logran cuando se constituyen equipos mixtos, puesto que facilitan la toma de decisiones, promueven una mayor innovación y muestran un mejor desempeño financiero. En ellos, las mujeres se destacan por su rigurosidad, empatía, colaboración y mirada sistémica; habilidades cada vez más valoradas por las organizaciones y se complementan con la competitividad, racionalidad y visión estratégica que aportan los hombres. En consecuencia, el desafío actual es integrar los atributos femeninos y masculinos, ya que ambas miradas son imprescindibles.
Las organizaciones tradicionales buscan incrementar su capacidad adaptativa para lograr ser una empresa del siglo XXI con modelos más humanos y más sustentables. Las organizaciones que participan en el estudio “Mejores Empresas para Madres y Padres que Trabajan” han avanzado en esa dirección, favoreciendo lugares de trabajo donde puedan equilibrar mejor trabajo y familia, incorporando beneficios principalmente en apoyo a la maternidad y paternidad, para el cuidado de los hijos y de personas dependientes, en flexibilidad laboral y en crear políticas específicas para el desarrollo de la mujer, con el propósito de atraer y retener el talento femenino.
Incrementar la fuerza laboral y la presencia de mujeres en cargos directivos, nos hace impulsar un cambio cultural en el cual se promueva la corresponsabilidad entre el hombre y la mujer, se dispongan mayores redes de apoyo y se implementen políticas organizacionales inspiradas en la flexibilidad, inclusión y diversidad.
Contribuir positivamente a una sociedad donde todos puedan integrar sus trayectorias profesionales, familiares y personales es un propósito común que nos une con otros para humanizar los lugares de trabajo, mejorando la calidad de vida y la felicidad de las personas.
Verónica Hoffmann C.
Directora Ejecutiva
Fundación Chile Unido